Nunca he tratado de describirla en mil palabras y detalles para que podáis comprender su belleza. Soy incapaz, pero ni siquiera en
fotos podríais apreciar todo lo que ella era. La paz que transmitía con
mirarla, saber que todo iría bien si ella estaba allí. Su respiración era
rápida y estaba caliente, como se tiene al comenzar un polvo con el hombre al
que amas. Y se desata todo. Se desata la pasión, la furia, la rabia, el amor de
nuevo, las ganas, la ternura en cada beso. Y a la vez te mete la lengua y la
hace pasar por toda tu boca, tus labios, tu cuerpo, y vuelta a su boca. Y te
recorre la espalda con sus uñas, dibujando orgasmos y gritando cada vez que
siente que toca el cielo. Cada vez que siente que la primavera llega con el
calor del verano. Y ambos se llenan de éxtasis, todo explota. Y ya solo queda
vacío. Y su respiración lenta. Y la mirada cariñosa de él.
Y silencio.
¡Cuánto tiempo, bloggeros! A ver si vuelvo a retomar la rutina de publicar.
Los textos que más me gusten no creo que los suba, prefiero que esos no se lean y que sean más míos.
Esto acabo de escribirlo ahora, en un par de minutos. Pero ya me hacía ilusión compartirlo.
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Te lo doy entero.
El corazón, digo.